Prevención de accidentes acuáticos

Grupo Náutica

21/05/2018

El agua es uno de los medios favoritos para minimizar los efectos del calor en verano, pero es aconsejable seguir unas normas para evitar accidentes que puedan ser mortales.

A pesar de que el mar y las piscinas se asocian a un ambiente festivo, no están exentos de riesgo. Por ello, hay que prevenir y educar a los niños, adolescentes y adultos.

La evolución de un paciente que ha tenido un accidente acuático está relacionada con su situación a la llegada al servicio de urgencias del hospital, por las características del paciente y del propio incidente y por el tiempo sucedido hasta que se empiezan a aplicar las primeras técnicas de recuperación cardiopulmonar, por ello es muy importante la enseñanza de maniobras de soporte vital básico.

Las causas de ahogamiento por sumersión son distintas según la franja de edad. En los más pequeños suele ser por falta de vigilancia por parte de los cuidadores o por la existencia de objetos atractivos en el agua o cerca de ella. Cuando son más mayores, la causa es la excesiva confianza en sus capacidades nadadoras. Pero en la adolescencia, los factores de riesgo son distintos:

 

-          Consumo de alcohol.

-          Sincopes o convulsiones.

-          Ingesta de sedantes.

-          Padecer una enfermedad cardiovascular de base que pueda provocar arritmias durante el baño.

-          Practicar deportes náuticos con riesgo de sufrir accidentes.

A veces, los accidentes acuáticos causan daños de gravedad. Son muchas las lesiones medulares debidas a una mala zambullida. Tirarse de cabeza sin comprobar la profundidad puede provocar un daño medular que puede ser irreversible.

La incidencia de estos percances aumenta, en parte por la gran afluencia de gente en playas y pantanos, el incremento de piscinas privadas, el auge de los deportes acuáticos y el consumo de alcohol.

Comportamientos de riesgo

Muchos de los accidentes acuáticos se podrían haber evitado con un mínimo de sentido común. Por ello es imprescindible recordar cuál es la mejor manera de prevenir las lesiones.

Bañarse durante la noche y más aún combinado con alcohol, puede tener fatales resultados. Lanzarse de cabeza desde balcones, árboles o puentes, o tirarse en lugares desconocidos, con poca profundidad desde una altura muy elevada, o en zonas donde pueda haber rocas u otros bañistas, puede provocar traumatismos craneales graves o lesiones medulares en la región cervical de la columna con resultado de tetraplejia.

Es recomendable comprobar con cuidado la profundidad del agua antes de sumergirse y evitar bucear o saltar en aguas turbias donde pueden no ser visibles otros nadadores y objetos.

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